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Huelga de actores alcanza los 100 días

Con el peor escenario posible planteado para sus protagonistas en el corto plazo, la huelga de actores que mantiene paralizada a la industria de Hollywood cumplió este sábado 21 de octubre sus primeros 100 días. Ya es la más extensa de toda la historia (la de 1980 concluyó a los 95 días) y también la más incierta en relación a sus efectos en el futuro inmediato de la producción cinematográfica y televisiva más poderosa del planeta.

Hoy el diálogo está roto. Hace una semana, después de una inesperada y abrupta ruptura en las negociaciones, las partes dejaron de hablarse. “Después de varias conversaciones significativas está claro que la brecha es demasiado grande las conversaciones no nos llevan a ninguna dirección productiva”, fue lo último que dijo oficialmente la Alianza de Productores de Cine y Televisión (Amptp), que nuclea a los principales estudios, productoras y generadoras de contenidos en la industria de Hollywood.

Del otro lado está el Sindicato de Actores de Hollywood (SAG-Aftra), cuyos 160.000 afiliados redoblaron la huelga que se inició el 14 de julio. Los reclamos irresueltos son siempre los mismos: más ingresos por emisiones y repeticiones de películas y series en las plataformas de streaming, un nuevo acuerdo salarial con mejoras económicas y, sobre todo, mayores controles en el uso de la inteligencia artificial (IA). “Los estudios se niegan a proteger a los artistas para que no sean reemplazados por la IA”, es uno de los reclamos más firmes de los huelguistas.

En medio de toda esta tensión (o para aumentarla todavía más, como señaló más de un agudo observador), algunas de las estrellas de cine más cotizadas del mundo se metieron en el tema con el propósito de encontrar una solución. George Clooney, Scarlett Johansson, Tyler Perry, Meryl Streep, Bradley Cooper, Jennifer Aniston, Robert De Niro, Ben Affleck, Laura Dern, Ryan Reynolds, Reese Witherspoon y Ariana DeBose compartieron el martes pasado una reunión vía Zoom con Fran Drescher, la presidenta del SAG.

El grupo declaró en público todo el apoyo a sus colegas en huelga, que reciben sumas de dinero infinitamente más bajas a las que obtienen ellos como actores “clase A”, pero en reserva deja trascender un creciente descontento por la prolongación del conflicto y la falta de un acuerdo. Algunos de sus integrantes son también productores y manejan desde el otro lado del mostrador grandes cifras y un movimiento considerable de recursos técnicos y humanos que permanece inmóvil desde hace más de tres meses. Sin ir más lejos, Perry es dueño de un estudio en Atlanta en el que trabajan cientos de personas para producir películas destinadas especialmente al público afroamericano.

El punto crucial de la discusión es el llamado “pago residual” a los actores, como compensación por las emisiones de cine y series que se hacen vía streaming. El sindicato reclama 500 millones de dólares anuales que se distribuiría a los actores a través de un fideicomiso administrado por ambas partes (el SAG y los estudios), tomando como referencia los números de audiencia de cada programa. Ese monto se obtendría a partir de un aumento de 57 centavos en el pago mensual que hace cada suscriptor a los servicios de streaming. “Es un impuesto que va demasiado lejos”, consideró Ted Sarandos, uno de los máximos responsables de Netflix.

Los estudios y las plataformas rechazan de manera tajante esa propuesta, sobre todo porque se niegan terminantemente a compartir los números de audiencia o rating de sus contenidos disponibles vía streaming. Netflix está a la cabeza en esta postura. “Es parte de nuestra promesa con los creadores. Cuando comenzamos a crear programación original, nuestros creadores se sentían bastante atrapados en el mundo del rating del prime time y la taquilla de fin de semana que define sus éxitos y fracasos”, justificó Sarandos.

El sindicato mantiene una posición de fuerza, sobre todo después de recibir el respaldo explícito de otro grupo importante de actores “clase A” del que forman parte Glenn Close, Ben Stiller, Laura Linney, Rami Malek, Julia-Louis Dreyfus, Ellito Page, Liam Neeson, Neil Patrick Harris y Amy Schumer, entre otros. En una carta abierta, unos 400 actores instaron al SAG a mantener “una línea dura” en las negociaciones . “Una huelga trae consigo dificultades increíbles para muchas personas y nadie la quiere. Pero estamos preparados para atacar si es necesario”, afirmaron.

El muy bien informado portal de noticias de Hollywood Deadline estimó que la huelga, al cumplir sus primeros 100 días, dejó como saldo una pérdida de 5000 millones de dólares para la economía de California, asiento tradicional de la más poderosa industria del entretenimiento de todo el planeta. En ese mismo lapso se perdieron 45.000 empleos y los ingresos de taquilla en los cines se redujeron en unos 400 millones de dólares.

La preocupación crece en la medida en que empieza cada vez más a correr serio peligro la continuidad de los empleos para quienes llevan adelante las actividades técnicas y menos vistas en la producción y el rodaje de películas y series: de camarógrafos a peluqueros y de encargados de catering a iluminadores y transportistas. Los estudios afirman que muchísimos empleos corren peligro en el corto plazo de continuar el paro.

La huelga forzó demoras y postergaciones cada vez más frecuentes en el plan de estrenos de Hollywood, porque los estudios no quieren quedar con fechas vacantes debido a la falta de nuevas producciones. Pero al mismo tiempo, la parálisis también convirtió en fracasos algunos de los estrenos más recientes como Los indestructibles 4, Cacería en Venecia y Resistencia, títulos de alto perfil que funcionaron muy por debajo de las expectativas.

Los estudios atribuyen esos fracasos a la falta de promoción que tuvieron dichas películas, ya que los actores se niegan mientras están en huelga a dar entrevistas o hacer cualquier tipo de actividad promocional o de difusión. Al menos en Estados Unidos, los observadores estiman que la recaudación por boleterías bajará este año un 30% respecto de un 2019 que había marcado elevadas expectativas después de la crisis casi terminal de la exhibición cinematográfica que se vivió durante la pandemia.

La extraordinaria repercusión alcanzada en los cines por los dos grandes estrenos del año, Barbie y Oppenheimer, no alcanzó para compensar esa manifiesta tendencia a la baja. Disney, por ejemplo, proyecta para The Marvels, el nuevo gran estreno de Marvel Studios previsto para comienzos de noviembre, un ingreso equivalente a la mitad de lo que recaudó Capitana Marvel, su antecesora directa, en 2019. Esta vez no estarán Brie Larson y Samuel L. Jackson para acompañar y respaldar el estreno. La huelga dejó a la vista lo importante que es para la industria contar con las estrellas principales de su elenco como elemento clave para mostrar una nueva superproducción al mundo.

No alcanza en tanto con los permisos y dispensas que el sindicato otorgó a varios estudios y productoras independientes para que los principales intérpretes de varias películas importantes realizadas al margen de los estudios afiliados a la Amptp puedan apoyarlas cada vez que un festival importante decide programarlas. Esto fue lo que ocurrió en Venecia con Priscilla, de Sofia Coppola, y Ferrari, de Michael Mann, entre otros contados casos. Un total de 200, según las estimaciones del SAG.

Son dos de las películas que ya aparecen en el radar temprano de la temporada de premios, otro escenario que complica todavía más la situación general de la industria planteada por la huelga. Al contar con una visibilidad que mientras dure la huelga de actores no tienen los estudios grandes para promocionar los títulos que ya sueñan con el Oscar y los otros galardones importantes de la temporada alta, las expectativas generales frente a esta carrera se complican todavía más. A la industria, y mucho más a quienes están a cargo de toda la estrategia de marketing y promoción de sus principales protagonistas (incluida la propia Academia de Hollywood), les preocupa cada vez más encontrarse ante un escenario inesperado: poner toda la actividad de difusión de estas posibles candidatas sobre las espaldas de los directores. Es el caso de Martin Scorsese con Los asesinos de la luna.

Mientras todo esto ocurría en Hollywood, este mismo sábado, en Francia, Thierry Frémaux (el máximo responsable artístico del festival de Cannes) y el director alemán Wim Wenders respaldaron la huelga en el cierre del Festival de cine Lumiére, que Frémaux lleva adelante cada año en la ciudad de Lyon. “Entiendo a los actores que quieren ganar un poco más en lugar de que haya solo una docena de grandes nombres con salarios altos, mientras todos los demás ganan nada o muy poco”, dijo Wenders al recibir el premio como invitado de honor de la muestra.

La situación se complica día tras día, pero por ahora nadie imagina una temporada de premios con la ausencia casi completa de estrellas en las alfombras rojas de las principales ceremonias . Hasta el momento la Academia de Hollywood mantiene casi todas las fechas de su calendario original con la excepción de la tradicional fiesta conocida como Governors Awards, donde se entregan cada año los Oscar honorarios. Originalmente prevista para el 18 de noviembre, se postergó para el 9 de enero de 2024.

Pero el calendario apura a todos. El 21 de diciembre deberían anunciarse, según el calendario oficial de la Academia, los finalistas (listas cortas) de varias categorías importantes del Oscar, entre ellas la de película internacional (la que más interesa en nuestro país, según lo que pasó en la temporada pasada con Argentina, 1985). La fecha del anuncio oficial de todas las nominaciones es el 23 de enero y la ceremonia de entrega número 94 del Oscar se programó para el 10 de marzo.

¿Qué pasará si la huelga se mantiene inalterable hasta fin de año, por ejemplo? ¿Habrá que posponerla como hizo la Academia de la Televisión de Hollywood con la fiesta del Emmy, confirmada ahora para el 15 de enero cuando la fecha original era la del 18 de septiembre? Las preguntas están abiertas, mientras el nerviosismo se extiende en un escenario de por sí bastante agitado.

Al SAG no parece preocuparle demasiado el calendario. En una nota de opinión difundida este sábado (el día 100 de la huelga), Drescher dijo que los afiliados al sindicato que ella preside llevan adelante una “lucha justa propia de David contra Goliat por el futuro de nuestra profesión y nuestra industria”. Y acusó a los estudios y las productoras de comprimir tanto las oportunidades laborales que los actores ven comprometida su capacidad para pagar el alquiler, poner comida en la mesa y vestir a sus hijos.

“El orgullo de ser un actor en actividad que puede ganarse la vida como profesional quedó empañado. Es un recuerdo desvaído de los viejos tiempos de la televisión lineal”, dijo antes de denunciar a la Amptp como única responsable de prolongar la huelga. “Con la existencia misma de la profesión de actor en juego sería irracional conformarse con algo que no sea una estructura de pagos justa y una serie de barreras de seguridad contra la IA”, concluyó Drescher, al exigir el regreso de los estudios a una negociación completamente paralizada.



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